domingo, 24 de mayo de 2009

Que ha pasado desde la Convencion de Rio

La opinión de los especialistas, sobre que ha cambiado desde la Convención de Rio esta algo dividida. Algunos opinan que se empezó a tomar conciencia ambiental, mientras que otros piensan que esta se mantuvo “congelada”, pero ciertamente todos opinan que aun hay un largo camino por recorrer. La toma de conciencia no es lo suficientemente fuerte para ganarle la carrera a la pérdida de biodiversidad, ni para entender a cabalidad el efecto de nuestras acciones sobre los océanos; tampoco hemos reducido nuestro uso de los combustibles fósiles de manera significativa, ni nos hemos preocupado lo suficiente por el efecto de los agroquímicos y los OGM sobre la tierra y la diversidad. Aun peor, no hemos entendido que los ecosistemas prestan bienes y servicios vitales para nuestro diario vivir. Deja de ser relevante entonces si hubo un cambio de conciencia o no, pues aun si lo hubo fue insignificante. No estamos dispuestos a sacrificar ciertos aspectos de nuestro estilo de vida, ni a pagar el precio de la conservación. Aun creemos que este es un problema del cual alguien más tiene que encargarse, o que realmente no es un problema, o simplemente no es un problema tan grande como para alterar nuestro comportamiento.
Pero no todo es oscuridad en el horizonte. Las “señales de progreso” se presentan como una prueba tangible de que Rio tuvo efecto. Los grupos ambientales están cada vez más de moda, e incluso los gobiernos realizaron una conferencia donde la mayoría firmo un acuerdo para reducir sus emisiones de gases carbónicos. El transporte alternativo, el ecoturismo, la reducción del hoyo en la capa de ozono[1] (gracias a la prohibición de los CFC), el reciclaje (incluso a nivel industrial), los materiales de construcción ecológicos y la reducción de la lluvia acida son también pruebas tangibles de un cambio. La pregunta, es si es un cambio de conciencia o un cambio de “moda”. Me preocupa de vez en cuando que los autos híbridos, los eco-etiquetas, el “ecoturismo”[2], el reciclaje industrial, etc. No sean más que artilugios para vender más productos. En realidad parece que pocas personas están realmente interesadas en el medio ambiente. No me refiero solo a lado de la oferta, parece que los demandantes de estos productos no están realmente interesados en proteger el medio ambiente. Salen en planes eco turístico pero botan los paquetes de papas en el bosque, compran productos eco-etiquetados, pero no reciclan. Parecen que tratan de quedar bien con la sociedad, que siguen una moda de ser más, la de ser “verde”. Por otro lado, ¿Debería realmente importarnos las motivaciones de industrias y consumidores? ¿No importa simplemente que estemos cumpliendo el objetivo de conservar el planeta? Creo que NO. Si no creamos un cambio de conciencia verdadero, esto no será más que una moda pasajera, una solución incompleta.
Estamos acabando con el capital de nuestro planeta. La quema de combustibles fósiles indiscriminada, la seca de humedales, las megas presas, los arrecifes de coral y los demás ejemplos que da el artículo, son ejemplo de cómo estamos teniendo una visión de corto plazo. Vivimos del stock y no de los intereses que nos brinda el planeta. Adjunto el link http://www.facebook.com/album.php?aid=107141&id=705665110&l=4b5095e964 con fotos de morichales en los llanos orientales. Lastimosamente la biodiversidad y belleza que se ve en estos lugares se está acabando a un ritmo (a riesgo de sonar trillado) alarmante. Los cultivos de arroz, entre otros, están acabando con las fuentes hídricas de los llanos, secando estos morichales, acabando con el hábitat de cientos de especies y privándonos de disfrutar de su belleza. En los municipios de San José de Belén, la Escalinata y el Agrado en Huila, se está planeando construir una mega presa, que incrementara el nivel del agua en más de 100 metros en algunos puntos. La Gran Barrera de Coral que pinta Disney y Pixar, dejo de existir hace mucho tiempo, y para cualquier que haya buceado en PNN Corales del Rosario y San Bernardo, o en el PNN Tayrona, o en el PNN Gorgona, es evidente que Colombia no está lejos de perder sus arrecifes de coral. La pesca indiscriminada es una realidad, no solo en los mares como expone el artículo, sino en los ríos, y lagos del país. Pertenezco a la Asociación Colombiana de Piscicultura y Pesca, y es triste ver como en Chingaza los funcionarios de parques no respetan la talla mínima, y comen pescados de no más de 10 cm. En todos los andes se pesca con atarrayas sin importar el tamaño de los animales.
Colombia posee numero increíble de reservas naturales. Sin embargo la falta de recursos, y en muchos casos de voluntad política, no permite que estas reservas sean santuarios naturales realmente. Desde la restructuraciones del ministerio de medio ambiente, y el ir y venir de Parques Nacionales por diferentes dependencias dele estado ha creado una fuga de recursos preocupante. El PNN Purace cuenta con una infraestructura increíble, lastimosamente el centro de convenciones, el museo, y otras cuantas edificaciones se están cayendo al piso (literalmente). A pesar de que aproximadamente 10% del territorio nacional pertenece al Sistema de Aéreas Protegidas, los terrenos no pertenecen al estado en muchos casos (Por ejemplo: AUN Los Estoraques) o la presencia de guarda parques es mínima (PNN Sierra nevada del Cocuy, Chita y Guican o PNN Sumapaz).
En Colombia somos expertos en decir una cosa y hacer otra. Como algunos de nuestros dirigentes, creemos que a punta de decretos y leyes podemos cambiar el mundo, que una legislación para ángeles nos puede llevar al cielo. Pero como diría Ricardo Arjona “Jesús, hermanos míos, es Verbo, no Sustantivo”. Es necesario ir un poco más allá. Si existe falta de voluntad política y de recursos no es a causa diez, o cien, o mil políticos. Vivimos en una democracia, y nosotros hemos elegido la presencia militar por encima de la presencia social; y la desviación de recursos para proteger nuestros ecosistemas, bien sea a armamento militar, a sanear la crisis financiera global, o a cualquier de nuestra “prioridades” actuales.
Pero… ¿Y qué esperabas? ¿Existía alguien tan iluso realmente para pensar que una convención hace más de diez años podía cambiar de un momento a otro nuestro comportamiento y mentalidad? ¿Creía alguien que por denunciar los problemas todos íbamos a entender que en realidad eran graves y que es necesario un cambio? Mientras los líderes mundiales sigan pensando que la solución se puede imponer estaremos en vías al fracaso. Convenciones como las de Rio son importantes, pero es necesario enfocarnos en los cambios micro. Cada persona debe entender este problema como suyo y convertirlo en una prioridad.
[1] Es una realidad. En Australia el cambio se siente (o eso dice la gente).
[2] Que en el 99% de los casos no es tal.

martes, 5 de mayo de 2009

Páramo de Oceta

Hace unos dos años, aproximadamente, estuve en el Páramo de Oceta. Es considerado el páramo más hermoso del mundo por el fotógrafo Andrés Hurtado, y en mi opinión esta en lo correcto. Recorrer este páramo no toma más de dos días, pero en él se encuentran venados, cóndores e infinidad de ranas y sapos (Cerca a la laguna de Siscunsí). Es desolador ver como las quemas están acabando con este lugar. Los campesinos queman el páramo para poder convertir el lugar en tierra de cultivo y pastoreo. El “baquiano” que hizo las veces de guía dejaba basuras por doquier y arrancaba flores de los frailejones para los floreros de su casa. La problemática entre desarrollo social y sostenibilidad es evidente. Hoy en día el Páramo de Oceta no esta protegido por ninguna ley.
Solo aquellos que han estado rodeados por un ejercito de frailejones por encima de los 3500 m.s.n.m o simplemente han tenido la oportunidad encontrarse a si mismos en la naturaleza pueden entender esta razón. Realmente, llamarla una razón religiosa es una mala descripción pues no buscamos “re-ligarnos” con Dios, sino con nosotros mismos. El páramo, para mi, es un templo. Es el único lugar donde existe el silencio- un silencio lleno de murmullos, que nos permite, realmente, oírnos a nosotros mismos. Es un lugar que llevo en mi corazón.
La altísima biodiversidad de este páramo, su ubicación como corredor ecológico entre la Cordillera de Mérida (Venezuela) y el Macizo Colombiano, y su carácter de fuente hídrica para municipios cercanos lo hace un lugar clave para la conservación. Al mismo tiempo, los bajos ingresos y la falta de otros medios de manutención, impulsan a los campesinos a expandir la frontera agrícola, quemando páramo a su paso. Esto, en conjunto con la falta de conciencia y educación, genera un problema ambiental. Este páramo es un ejemplo de cómo el hombre, impulsado por diferentes razones, ve la naturaleza como una fuente de explotación y no como algo simbiótico a si mismo.

miércoles, 1 de abril de 2009

EL PROBLEMA DE DIVIDIR LA CUENTA

Tendemos a culpar a los “demás” sobre nuestros problemas, sin embargo no nos damos cuenta que formamos parte de los “demás” de otras personas. Evitamos asumir responsabilidad sobre nuestras acciones y estamos a la busca de culpables todo el tiempo. La “corporación” es nuestra solución a este problema. Evitamos responsabilidad y encontramos a quien culpar con facilidad. Las corporaciones nos permiten dividir la responsabilidad de nuestras acciones entre muchas personas. Esto genera incentivos perversos que nos inducen a actuar en contra del beneficio social. Es necesario eliminar este sistema de reparticiones y asumir una porción más grande de la responsabilidad. De esta manera lograremos un verdadero cambio.

Una corporación nos permite repartir la cuenta de nuestras acciones. Cuando vamos a un restaurante con un grupo de personas y acordamos dividir la cuenta en partes iguales, todos instintivamente ordenamos platos más costosos. Esto se debe a que solo pagaremos una fracción del costo extra del plato por un lado, y a nuestro afán de no pagar extra por los platos costos de los otros. Una corporación nos permite repartir la cuenta de nuestras responsabilidades. Si una corporación actúa de X o Y manera, nosotros “solo” somos responsables en la proporción de acciones que tengamos de esa sociedad.

Cuando repartimos la responsabilidad, creamos un incentivo a arriesgarnos más. Es decir cada vez nos volvemos más osados y hacemos cosas que tienen mayores consecuencias, bien sean positivas o negativas. Esto explica el alcance que han tenido las corporaciones. Han sido promotoras de grandes de grandes riquezas así como de grandes sufrimientos e injusticias. Vemos estas acciones alejadas de nosotros pues ¿qué diferencia podemos lograr nosotros? o ¿qué responsabilidad tenemos?. Nuestra responsabilidad se limita a los bienes que compramos y a las acciones que tenemos en estas empresas. El problema radica en que un par de zapatos comparado con los millones que vende Nike, o 100 dólares en acciones comparadas con el valor en libros de una empresa, es prácticamente despreciable. Es así como podemos caminar con nuestra conciencia prácticamente limpia. Si esto no es suficiente, salimos a marchar, hacemos protestas y denunciamos los crímenes, pero en general sin trascender mas allá de las palabras. Son solo maneras de “limpiar” nuestras conciencias, pero nunca se convierten en acciones concretas.

De manera similar encontrarnos culpables de manera fácil. Qué es más fácil que culpar a una figura etérea que sin alma. Culpando a las corporaciones no quedamos mal con nadie ni incomodamos a personas cercanas a nosotros. Una vez más nos olvidamos que las corporaciones son creaciones nuestras, que nosotros participamos de su sistema, no solo siendo accionarios y comprando sus productos, sino aceptando la realidad como no la presentan.

Es necesario crear mecanismos que alineen los incentivos sociales con los individuales. Es imposible convencer a las personas que actúen de cierta manera, aun cuando esto sea beneficioso para toda la sociedad, si no logramos incentivar ese comportamiento. No se trata de decir que no hay nada que se pueda hacer a menos que creemos un sistema de incentivos diferente. Es importante esclarecer y difundir los costos asociados con nuestro comportamiento. Parte del problema es la falta de información que existe sobre las consecuencias de nuestras acciones, lo que conlleva a no tener en cuenta ciertos costos en nuestra toma de decisiones. La dificultad radica en que esto solo tendrá efecto para aquellas personas donde “el costo extra” sea lo suficientemente alto, como para inducir un cambio en el comportamiento.

En general, mientras sigamos dividiendo la cuenta, seguiremos pidiendo langosta pues sabemos que el costo extra que tengamos que pagar por ella es mínimo. Las corporaciones actúan en detrimento de nuestros intereses sociales, pero no son lo único que lo hace. Robar, matar, decir mentiras, entre otros, va en contra de nuestros interés sociales, mas no de los individuales. La sociedad ha creado estructuras sociales que alinean nuestros incentivos individuales con los sociales para garantizar un mayor beneficio. Estas estructuras actúan como las cadenas de Odiseo ante las sirenas; decidimos atarnos a ellas para evitar la locura. Parte de estas estructuras son las leyes, sin embargo es importante tener en cuenta que a punta de normas no se manda a alguien al Cielo. La gente no altera su comportamiento simplemente por una ley se lo indica. La gente altera su comportamiento por que los incentivos se lo indican.

El problema de la “división de cuenta” es el mismo que genera la destrucción de nuestros ecosistemas, el calentamiento global, las hambrunas, entre otros. Los mecanismos que logren eliminar por completo este problema no existen aun. Falta desarrollarlos y va mas allá de este documento explorarlos. Sin embargo parece ser claro que eliminar la “corporación” es un primer paso en la dirección adecuada. Pero esto es solo una meta ilusoria. Eliminar un resultado, sin atacar sus origines, tiene como consecuencia el brote de un resultado similar.